Te pienso en una ciudad extraña,
de esas en las que apenas conozco
los insensibles inviernos.
Esas a las que fui dos o tres veces.
A estas alturas ya me habrás olvidado.
Y habrás olvidado la casa,
las cicatrices en los muebles,
y caminarás las calles inacabadas
llenas de polvo.
Imagino que estarás mirando la noche,
perdido.
Y que algún día, cualquier día
sin decir una palabra,
llegarás a amortiguarme la tarde.
Noelia Cezar
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